CATEDRALES GALLEGAS
Existen cinco catedrales gallegas, el mismo número que las provincias eclesiásticas en las que se divide la comunidad. Viajar por ellas es descubrir la antigua geografía política medieval gallega en la que en el país florecieron infinidad de iglesias, el románico. El granito y el románico dan forma a las cinco sedes episcopales de Galicia.
Catedral de Santiago:
la más visitada hoy en día y la más famosa es, sin lugar a dudas, la Catedral de Santiago, sede del Arzobispado compostelano. Aunque sobre la antigua colina de Libredón se comenzó a edificar justo después del descubrimiento del cuerpo del Apóstol en el 814, las obras de la iglesia actual comenzaron en 1075 bajo las órdenes de Bernardo el viejo. Su antigua entrada principal, el Pórtico de la Gloria del Maestro Mateo, es la muestra más bella del arte escultórico románico. Las tres naves del templo santiagués, altas y esbeltas, desmontan el prejuicio de que la arquitectura de la época er oscura, misteriosa.
Catedral de Mondoñedo:
De principios del siglo XII, dispone de un espectacular rosetón que ilumina la nave principal. Situada en esta tranquila villa del norte, antigua capital provincial homónima, actualmente se sitúa en la provincia de Lugo. El inicio de su existencia fue de todo menos tranquilo, de hecho, el obispado tuvo su sede durante tres siglos en San Martiño de Mondoñedo, más cerca de la costa, en una localización que la exponía a frecuentes ataques piratas. Mondoñedo comparte hoy capitalidad diocesal con Ferrol en donde se encuentra una concatedral.
Catedral de Lugo:
La Catedral de Lugo, muy ligada a la Ruta Jacobea y también iniciada en el siglo XII muestra una su fachada neoclásica orientada a la Puerta de Santiago. Por esta puerta entran los peregrinos al interior de la muralla romana, la única con su perímetro intacto. Es toda una experiencia subir al campanario antiguo y otear, desde las alturas la ciudad y los bosques que la rodean.
Catedral de Tui:
Por último, encontramos en la frontera sur la catedral fortificada de Tui. Al igual que la de Mondoñedo, tras perder la capitalidad provincial se le añadió una concatedral, en este caso Santa María de Vigo. Su ubicación en un alto sobre el río Miño, mirando a la fortaleza de Valença en Portugal, le confirió ese aspecto de iglesia-castillo tan especial. Pese a que la mayor parte de la construcción estaba finalizada en 1180, un siglo después la dotaron de una impresionante portada gótica con un aspecto único en Galicia.